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Janosch, UN REGALO PARA EL PÁJARO

UN REGALO PARA EL PÁJARO

 (Janosch)




   Pronto el invierno se echó sobre el país, y la nieve lo cubrió todo. Fue precisamente en Nochebuena cuando el tío Popoff fue al mercado de pájaros y compró uno, un pardillo.

   Ese día el tío Popoff estaba solo. Y como precisamente era día de mercado en la aldea, se calzó sus guantes, se puso la gorra y emprendió el camino. Por los campos, atravesando la nieve, a la aldea y al mercado.

   Todos los años estaba en el mismo sitio un vendedor de pájaros.

   El tío Popoff estuvo bastante tiempo parado delante de las jaulas, mirando. Miraba los pájaros a la cara, porque por los ojos podía distinguir qué pájaro quería comprar.

   -¡Ése de ahí! ¿Qué le pasa? -preguntó al pajarero. En una pequeña jaula en el suelo estaba un pájaro gris que daba lástima. Miraba el suelo y no se movía. Como muerto.

   -No es más que un pardillo -dijo el pajarero-, un pájaro vulgar, no canta, no pía, no se mueve del sitio. No cuesta mucho. Una cincuenta con la jaula, pero, y esto lo digo expresamente, sin garantía.

   -Jaula ya tengo -dijo el tío Popoff-, sin jaula, ¿qué cuesta sin jaula?

   -Noventa -dijo el hombre, y el tío Popoff tampoco tenía más de noventa, que era lo que había ahorrado.

   Dijo:

   -Me lo llevo.

   Y el hombre metió el pardillo en la pequeña jaula de madera que el tío Popoff llevaba en las manos.

   -¡Sin garantía! -gritó el hombre detrás-, ¡ya lo he dicho!

   El tío Popoff metió la jaula debajo de la chaqueta para que el pájaro no pasara frío y se marchó a casa.

   De vez en cuando se paraba, soplaba aire caliente a la jaula, cogía un par de pipas de girasol del bolsillo de la chaqueta, las mordía y se las ponía al pájaro.

   En casa encendió el fuego, puso el pájaro encima de la mesa, le dio comida y agua, y cuando llegó el atardecer, los dos estaban sentados a la ventana escuchando si ya se oían campanadas por el campo.

   Pronto el pájaro se había calentado, daba saltitos y cantaba un poco.

   La noche se volvió cada vez más profunda, y empezó a nevar. Se hizo el silencio en la habitación, y el fuego se apagó.

   Entonces el tío Popoff tomó la jaula, la llevó afuera, abrió la puerta y regaló de nuevo al pájaro su bosque.

   Esa noche el tío Popoff soñó con un tañer de campanas que había volado al cielo y se convirtió en una estrella.




De El tío Popoff vuela a los árboles, Janosch, Ed. Espasa-Calpe, 1983

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