"homenaje a Lorca", por António Gómez
REALIDADES
Supe
que iba a ocurrir, y tú también, me dijiste que la noche nos convierte en
otros, que se parece a una droga, otro estado psíquico, mental, y hablabas
mucho de eso y de la luna y de sus fases y de cómo nos afectaban.
Te
fascinó lo del ouija, que tuviera una tabla, y te conté toda la historia de la
pobre tabla y de que ahora no la necesitaba para hablar con los otros, los
fantasmas, los muertos o quienes sean. Me sorprendió estar hablando de esa
forma. La noche, eso es debido a que nos hace más sensibles, es curioso, pero
la noche nos “despierta”. Es como la soledad cuando nos acompaña, como jugar a
las irrealidades o dejarse llevar por los delirios.
Tocamos
todos los temas, los ojos cada vez más abiertos, las noches cada noche más
seguidas, llegamos a preguntarnos si eso era la felicidad y porqué tenía que
ser un secreto. Sabíamos que iba a ocurrir, y los otros también.
Una
se adentra en una boca y según sea el tono, la forma, el lugar, las palabras
acaban por ser la “verdad”, a partir de ahí, cuela todo, has abierto la puerta,
no tienes filtros, estás enamorada o así, algo grave. Esos labios te pueden
decir que son extraterrestres y tú te lo vas a creer. Como una secta, pero de
dos.
Yo
caí, quise caer, me digo, no lo sé.
Lo
malo de conocer por primera vez “otra realidad” hace que ya no te creas
ninguna. Comprendes que todo es mentira, y como te llama la gente? Paranoica.
Los Santos y los Poetas son iluminados. También puedes salvarte quedando como
el artista más raro después del artista más raro después del artista más raro y
etcétera, pero por lo general, al dar muestras, al verse, como mínimo te
empastillan o te encierran cuatro días, cinco…
Pero
tú sabes que todo es mentira, y sabias que iba a ocurrir. Y ya llega la noche.
LAURA
IZQUIERDO
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