AXIS MUNDI, performance en la calle 2da y Constitución, Tijuana. Participantes: Gerardo Navarro, Jesús Vázques, Gisela Madrigal, Olga Dávila, etc. Foto: Luis Ituarte
La nueva identidad tijuanense es
un “mindware” que ha perdido componentes, le faltan plugins, upgrades y demás
funcionalidades que expanden la experiencia de frontera hacia una extranjería
de la mente y del existir. Los nuevos tijuanenses hijos de migrante recientes,
en una auténtica actitud de acidia mental y conformismo ontológico, insisten en
que la mono culturalidad es superior a la multiculturalidad, que hablar un sólo
idioma es mejor que hablar dos, que el nacionalismo es más evolucionado
políticamente que el internacionalismo, que el “incesto cultural” es un buen
“caldo de cultivo” para el enriquecimiento de la multiculturalidad fronteriza.
No se dan cuenta que sus valores forjados por la impronta de sus padres y
acuñados por sus lugares de origen en el sur de México, son los mismos de los
que vienen huyendo y representan una atraso cultural y social al llegar a esta
frontera, puesto que pretenden imponerlos en vez de reconocer que si los
valores no cambian, se volverá a repetir el atraso moral e intelectual sureño.
Tijuana representa una región que por más de un siglo se ha caracterizado por
su tolerancia, conciencia de apertura al otro, experimentación humana,
diversidad y viaje como fuente de enriquecimiento y desarrollo. Desconociendo
esta riqueza histórica, las nuevas generaciones pretenden hacernos creer que
con sólo ser “nueva generación” automáticamente representan algo “mejor”, a
pesar de carecer de memoria histórica y de la motivación para conocer la
historia regional, tanto del sur de California como de la Baja. Las actitudes y
argumentos de la monoculturalidad y de resistirse a aprender un segundo idioma
en una frontera, es un comportamiento provinciano que condena a la ignorancia,
y demuestra que el mindware de la nueva tijuanidad está configurado y
restringido a la condición de incapacidad imaginativa para visionar otra forma
de ser, estar, y comprender la región fronteriza, -hemos perdido territorio de
libertad mental-, ¿a qué se debe esta amnesia histórica y acidia cognitiva? -Al
desconocimiento neural de que la memoria es la base de la inteligencia; sin
memoria no hay identidad, no se sabe de donde se viene, ni a donde se va. Sin
memoria en la posmodernidad, los pueblos son veletas conducidas por los vientos
del mercado y el neoliberalismo hacia la asfixiante simulación de identidades
genéricas prediseñadas por la matriz cultural de la globalización. Y si se
pretende replicar con el argumento de que lo mío es “nostalgia de viejos”,
aclaro, este manifiesto no es saudade romántico, -sino un acto de poder-, de
resistencia cultural al asedio e imposición de una identidad simplificada, mono
cultural, conservadora, estéril, carente de vitalidad y anto todo de un mayor
grado de libertad para todos.
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