Común a lo mamífero
nos guiaron las sangres.
Común a los hombres
después
el exilio en los cuerpos.
Los hígados: mal.
Entonces te largaste y aquí parece que no haya habido nunca
nadie.
Me tumbo en la noche, sola y de los juncos, mi manto
no existe.
De la noche soy, común a los juncos
mi sexo en los juncos
se frota en la noche. Después
un charco en las bragas,
el exilio interior se despeja,
cuelga un hilo de babas del poema
que todo lo une.
La Maga Lila
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