Lo subterráneo, aquello que se mueve bajo la superficie de
la piel, que sucede bajo el pavimento de las calles y, no precisamente para no
ser visto, si no más bien para hallar libertad, para ahorrarse las directrices
que guían a una manada que se mueve por encima, cada vez más homogénea, cada
vez más controlada.
‘Infarto en Shangai’ es, probablemente, un orificio que ha
generado un margen de libertad, que ha creado un espacio donde la creatividad
es la protagonista. Un colectivo artístico nacido a principios de 2013 en
Barcelona que ha apostado por alejarse del circuito oficial, de las galerías o
propuestas que promueven las distintas instituciones, para encontrar su lugar
en el camino de la autogestión. “Infarto es una propuesta muy parecida a otras
que están surgiendo en este momento. En principio no se trataba de un proyecto
ambicioso a largo plazo sino de una alternativa inmediata a la falta de
espacios expositivos. El hecho de exponer en un espacio autogestionado nos da
libertad para moldearlo a nuestro antojo.”
No es la primera vez
que un colectivo de estas características siente la necesidad de generar un
recorrido paralelo al que se considera el oficial. Si echamos la vista atrás
podemos hallar ciertas analogías en el ‘Salon des Refusés’ de 1863 en París,
donde se expusieron aquellas obras que fueron rechazadas en el Salón Oficial y
donde se podían ver importantes obras de la vanguardia pictórica que más tarde
serían altamente reconocidas. Ya en el siglo XX y en contexto norteamericano
cabría destacar ‘The Factory’, el estudio impulsado por Andy Warhol y activo
entre 1963 y 1968. Un espacio que reunía a las más eclécticas personalidades
con pretensiones artísticas, una factoría de arte donde los procesos creativos
se contagiaban y lo multidisciplinario era protagonista. Por último, podemos
hablar del ‘Colectivo Enmedio’, un grupo en activo actualmente en Barcelona
que, conformado por diseñadores, fotógrafos, cineastas y artistas de diversas
disciplinas, buscan encontrar una función política en el arte, generar
reflexión y acción a través de las diferentes propuestas artísticas que nacen
del trabajo común. ‘Infarto en Shangai’ tiene un poquito de aquellos y otro
poquito de los otros, sus ediciones son una clara apuesta por lo
multidisciplinario y un espacio donde, rompiendo con la normatividad y la
seriedad que a menudo impone la institución, tanto el arte como el placer y la
reflexión tienen su lugar. “En el fondo fueron las circunstancias las que definieron
poco a poco el formato de los eventos. No se premeditaron mucho los mecanismos
aunque sí hubo desde el principio una intención de festividad que generase
ambientes familiares y desentendidos.”
Emergentes, nómadas y abiertos son tres palabras que pueden
definir su identidad por el momento. El curso pasado, tras construir los
fundamentos e iniciar el proyecto, cerraron la temporada después de realizar
dos exposiciones: ‘Infarto en Shangai’ y ‘París era un festín’. La itinerancia
define su concepción de la cultura y el arte: el movimiento y dinamismo como
vía para no estancarse, para poder evolucionar. En cada ocasión cambia el
lugar, el formato y también el nombre de aquellos que exponen. Con la nueva
temporada, que prevé iniciarse los primeros días de noviembre, el colectivo nos
explica hacia dónde evoluciona el proyecto: “Puede que en los primeros infartos
el formato estuviera más cerrado a un tipo de actividad concreto pero ahora
empezamos a plantearnos otros formatos o variaciones del mismo. Fanzines, eventos
satélite o itinerantes; son ideas que estamos tanteando para no estancarnos en
una misma dinámica.”
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